domingo, 28 de julio de 2013

Genil



Cuenta la leyenda, que hace ya muchos años, los dioses permitieron que las hadas visitaran la tierra, aunque se les advirtió que tan sólo podían permanecer hasta que se pusiera el sol. Cada una eligió una montaña, y así fue como Genil llegó al Mulhacén.



Al principio tenía miedo de alejarse de la montaña, por si el atardecer le sorprendía lejos y quedaba atrapada. Pero entonces divisó la vega y no pudo resistirse, fue investigando cada rincón, y dotando de vida todo aquello que tocaba. Cuando el sol estaba más alto divisó una colina, donde más tarde se elevaría la Alhambra, y allí se sentó a descansar. Aquel paisaje era único, el hada no podía dejar de contemplar ensimismada los colores que se desplegaban ante ella, y sin darse cuenta empezó a admirar la puesta del sol sin recordar aquella advertencia que le habían hecho.



No fue hasta que el sol quedó oculto que la pobre hada se dio cuenta de lo que había hecho, inútilmente voló hacia el Mulhacén, cuando llegó allí el portal se había cerrado. Inútiles fueron también sus plegarias y sus lágrimas que no le sirvieron para que se pudiera abrir. Como respuesta escuchó la voz de Zeus que le dijo: “Genil, has desobedecido la única condición que te pusimos, y por lo tanto no volverás a la tierra de las hadas, en lugar de eso, te convertirás en un manto blanco que vestirá este monte. Seguirás llorando al recordar lo que has hecho, y tus lágrimas formaran un río que bañará toda esta tierra que te ha embrujado”. Antes de que el hada pudiera decir nada, se convirtió en la nieve más blanca e inmaculada que se haya visto jamás, y tal como dijo Zeus, sus lágrimas incontenibles formaron un río que bajaba hasta la ciudad de Granada.

Toda la magia que tenía el hada iba en esa agua, regando toda la vega con un misterio que nadie era capaz de entender. Después de eso, muchos fueron los humanos que se dejaron embrujar, romanos, árabes, cristianos…todo aquel que visitaba Granada sentía su magia aunque no la pudiese explicar. 

2 comentarios:

  1. Hola, Inma. Esto es muy bonito. He estado en Granada, he cantado las canciones dedicadas a ella, he vivido sus calles en las vivencias de estudiante de mi hijo y llevo enamorada de ella desde hace mucho tiempo. Ahora leo esto y se renueva mi amor por ella.
    Cuando un relato emociona y llega, hay que decirlo. ¡ Un abrazo, Inma!

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  2. Gracias Mª Carmen, me alegro que te haya gustado, Granada es una ciudad con encanto como decía Machado, y bueno es también un homenaje a mi pueblo, Güéjar Sierra que es la cuna del Genil. Besos

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